
Mantenimiento de detectores de gas refrigerante que rompen mitos
Por desgracia, el sector de la refrigeración es como muchos otros en los que se requiere la detección de gases, en el sentido de que se enfrenta a una serie de ideas erróneas potencialmente peligrosas que socavan la importancia de seguir las recomendaciones y directrices de mantenimiento estándar de los fabricantes. No se trata de meras estratagemas para promover la venta de gas de calibración, sino de una parte esencial para garantizar el rendimiento de un sistema de detección de fugas de refrigerante a lo largo de su vida útil.
Varios mitos en torno al calibrado de gases contribuyen a la confusión y los malentendidos; estamos aquí para acabar con ellos.
- La calibración no difiere de una prueba funcional.
Son cosas muy distintas. Una prueba funcional proporciona una validación no cuantificada de la respuesta del detector de gas, la funcionalidad de la alarma y la conectividad con otros elementos del sistema de seguridad conectados al detector de gas. La calibración expone el sensor de refrigerante a una concentración conocida del gas objetivo y realiza los ajustes necesarios para garantizar la precisión y la fiabilidad.
- Calibrar es lo mismo que ajustar.
No es cierto. Algunos sensores son extremadamente estables, y en el proceso de calibración puede demostrarse que están dentro de tolerancias aceptables. En estos casos, no es necesario ningún ajuste, pero la validación de la calibración sigue estando asegurada.
- La calibración no es necesaria.
Falso. Muchas tecnologías de sensores de refrigerante se desvían inherentemente con el tiempo. Esto puede ser consecuencia del envejecimiento de los componentes, la exposición al gas o las condiciones ambientales. La calibración devuelve la precisión del sensor a las tolerancias óptimas y, por tanto, prolonga su vida útil.
En el caso de las tecnologías de sensores que afirman no necesitar calibración, hay que tener en cuenta que se supone que no derivan, pero sin someterse a un procedimiento de calibración, no hay validación de que no lo hayan hecho. Tampoco se cumplen las normas del sector si no se realiza una comprobación de la calibración.
- La calibración garantiza la precisión durante 12 meses.
La desafortunada verdad es que los datos de calibración sólo son ciertos en el momento de la calibración. A un sensor de gas refrigerante le pueden ocurrir multitud de cosas en el intervalo entre los procedimientos de mantenimiento, como daños (físicos o ambientales), un sensor envenenado o simplemente la deriva. Por eso los intervalos de calibración y mantenimiento no deben fijarse en 12 meses arbitrarios. Más bien deben fijarse teniendo en cuenta el nivel de riesgo de la aplicación, el tipo de sensor, el entorno y las directrices del fabricante.
- Se puede utilizar cualquier gas de calibración.
La mayoría de los fabricantes recomendarán qué gas o gases de calibración deben utilizarse con un detector o sensor de gas refrigerante concreto. Los factores importantes pueden incluir que la concentración del gas sea adecuada para calibrar el rango del instrumento, si debe utilizarse gas humidificado y si se requiere un grado o mezcla de gas específicos. En algunos casos, puede ser crítico si el gas de calibración objetivo se mezcla con aire o con un gas inerte como el nitrógeno; esto afecta a la función básica y al principio de funcionamiento de algunos tipos de sensor de refrigerante. Sigue siempre las recomendaciones del fabricante.
La importancia de unos procedimientos de mantenimiento adecuados
Comprender, reconocer y acabar con estos mitos es importante, ya que subraya la importancia de mantener unos procedimientos de calibración coherentes, precisos y minuciosos para los detectores de gases refrigerantes. La calibración es la piedra angular para garantizar la precisión y fiabilidad de estos dispositivos de seguridad vitales. Sin embargo, es imperativo reconocer que la calibración por sí sola no es suficiente. Por el contrario, debe ir acompañada de un enfoque holístico del mantenimiento, el uso y las comprobaciones periódicas para garantizar un rendimiento óptimo.